Árboles como el arce
noruego, el abedul verrugoso, el ginkgo biloba, el almez, el aliso negro, el
tilo de hoja pequeña, el olmo, son capaces - durante un periodo de veinte años
de vida - de capturar casi 4000 kg de CO2 y , al mismo tiempo, de bloquear el
peligroso polvo fino, bajando la temperatura del entorno durante los veranos
más calurosos.
Así lo afirma un estudio de Coldiretti,
destacando además que varias regiones, empezando por Emilia-Romaña y pasando
por Piamonte, Lombardía y Véneto, ya han tomado medidas en este sentido, para
apoyar y aumentar los equipamientos verdes en sus territorios.
El más virtuoso, entre los
árboles devoradores de smog, es el arce de Noruega, que alcanza una altura de
20 metros y tiene grandes hojas: cada ejemplar es capaz de absorber hasta 3800
kg de CO2 en veinte años y tiene una excelente capacidad para mitigar la
contaminación y reducir el calor en entornos urbanos.
Le siguen, con 3100 kg de
CO2 eliminados del aire, el abedul verrugoso, que crece incluso en los terrenos
más accidentados, y el cerro, que puede alcanzar una altura de 35 metros.
Entre los árboles más
antiguos (sus orígenes se remontan a unos 250 millones de años), se encuentra
el ginkgo biloba que, además de absorber 2.800 kg de CO2, tiene una gran
capacidad para frenar los gases, el polvo y el calor y una gran adaptabilidad a
todos los terrenos, incluidos los urbanos.
El fresno es otro
"gigante verde" que puede alcanzar hasta 40 metros de altura,
mientras que el aliso negro es el más pequeño del grupo, con una altura media
de 10 metros, pero a pesar de su pequeño tamaño es capaz de bloquear hasta
2.600 kg de dióxido de carbono y asegurar una fuerte absorción de gases
contaminantes.