El ozono (O3) es un peligroso
contaminante atmosférico cuando penetra en los pequeños poros de las hojas
llamados estomas. Estas pequeñas "bocas" permiten los intercambios de
gases que son fundamentales tanto para la fotosíntesis de la planta como para
su liberación de oxígeno y vapor de agua. Puesto que estos aspectos son
fundamentales en todos los ecosistemas naturales y artificiales, la correcta
evaluación de los umbrales de riesgo para la vegetación causados por el O3 es
objeto de numerosos y precisos estudios e investigaciones.
Además, en las ciudades piloto
del proyecto VEG-GAP, el análisis de los efectos de las concentraciones de O3
en la vegetación está especialmente enfocado, ya que el clima mediterráneo
promueve la producción de O3 troposférico debido a una actividad fotoquímica
sostenida impulsada por las condiciones de calor y sol del verano. El O3 entra
a través de los estomas de las hojas, donde experimenta reacciones de
oxidación, formando especies reactivas de oxígeno y causando daños en las
biomoléculas, incluyendo las membranas celulares, las proteínas y el DNA, y
provocando una reducción del crecimiento de las plantas.
Ahora, gracias al estudio
publicado en el número 287 de la
prestigiosa revista internacional Environmental Pollution, en cuya conceptualización y
metodología ha colaborado el socio del CREA en el proyecto VEG-GAP, Silvano
Fares, estas evaluaciones de umbrales de riesgo podrán beneficiarse de nuevos
datos y enfoques, que podrán investigar cómo, por ejemplo, para algunas
especies arbóreas (la perenne Quercus ilex) se puede hablar de un "efecto
memoria" en su respuesta al O3 que puede durar más allá de una temporada.
En concreto, el estudio comparó
las pruebas realizadas con diferentes enfoques para mejorar la precisión de las
simulaciones de los umbrales de riesgo. Esto permitió identificar la
formulación más adecuada para un bosque de encinas (Quercus ilex) que crece en
un clima mediterráneo, donde las concentraciones de O3 son relativamente altas
y las sequías estacionales son comunes.
La investigación fue posible
gracias a la Comisión Científica de Castelporziano, el Centro Multidisciplinar
para el Estudio de los Ecosistemas Costeros Mediterráneos y la Dirección de la
Finca de Castelporziano. Sin embargo, su equipo quiso dar un reconocimiento
explícito a VEG-GAP, mencionándolo como uno de los proyectos internacionales,
europeos, nacionales y regionales que apoyaron activamente su estudio y
permitieron su amplia y libre difusión en la comunidad científica.